jueves, 9 de octubre de 2014

WILLIAM GORDON SE ENFRENTA A LAS ESFERAS DEL PODER

entrevista
William C. Gordon

La búsqueda de la justicia social ha sido
el tema central de mi vida. Los
marginados siempre salen mal parados”

Nadie como William C. Gordon, escritor estadounidense
y esposo de Isabel Allende, para enfrentarse a las
estructuras del poder y desenmascarar sus abusos,
siempre en favor de los más débiles, buscando la justicia
y la igualdad. “Si quieres leer de mí, lee a Isabel Allende.
Si quieres conocerme, lee mis libros”, afirma quien
después de 47 años ejerciendo como abogado litigante
tuvo la idea de escribir la historia de su vida.
CARMEN MORENO
FOTOS: LAURA MUÑOZ HERMIDA


               
                                                             

Si hace dos años alguien me hubiera preguntado quién es WilliamC. Gordon, habría tenido que responder aquello que con tanta gracia dice William de sí mismo: “William, Who?”. Ni siquiera le hubiese reconocido por los libros de Isabel Allende porque no soy lectora de la autora (perdóneme la señora Allende, si llega a leer este artículo). Pero, hace dos años, mientras cubría como periodista la Semana Negra de Gijón para esta revista, la jefa de prensa del festival literario nos avisó de que el director de la muestra, Paco Ignacio Taibo II, iba a presentar a un autor norteamericano que seguía la escuela clásica de la novela negra.Desde aquel día, he leído tres de las cuatro novelas de William C. Gordon que, como decía Taibo en aquella presentación, “estaba en la estela de las novelas de siempre”, con dos grandes diferencias: Gordon consigue quesus personajes no sean lineales, sino que se conviertan en figuras tridimensionales, con más de un plano y más de una sombra; y la durísima crítica social que hace el escritor californiano no contra los estadounidenses, sino contraun sistema corrupto que aísla a las minorías. San Francisco, 1963. Carlos y Roberto, dos hermanos que trabajan en Conklin Chemical, sufren una severa intoxicación mientras limpian un contenedor.
Solo Roberto logra sobrevivir, pero su estado es muy crítico. Samuel Hamilton se encarga de cubrir la noticia, mientras sigue investigando unos extraños sucesos ocurridos en Chinatown: veintiún ancianos del barrio han muerto de forma inesperada. El análisis forense demuestra que todos ellos habían bebido agua embotellada de la misma marca, que contenía una cantidad mortal de arsénico.A medida que avanza la investigación, Samuel se da cuenta de que los dos casos están relacionados. A cada nueva revelación, va adentrándose en una compleja trama de corrupción en la que se ve involucrada una de las más sagradas esferas del poder: la justicia. 




-¿Quién es Samuel Hamilton? ¿De dónde sale?
-Samuel Hamilton salió de mi. Primero no quería un detective “macho” como protagonista, quería un vago perdido que esta depresivo y un poco borracho que con el tiempo podía cambiar y tener fuerza, pero también que no podía hacer las cosas solo y necesitaba otras personas para tener éxito. Empecé lento, situándole en un tiempo donde no había cosas modernas como teléfonos móviles o máquinas de fax y ADENA. Entonces yo y el lector podíamos observarlo, crecer lentamente para hacer la persona que ya es en mi última novela. La cosa más importante de él es que no es el típico “macho”. Esta buscándose a sí mismo al mismo tiempo que está buscando al criminal. Creo que todo lo que escribe el autor es autobiográfico como decía Hemmingway y, sin duda, quería sentir el personaje, hacerle crecer, exactamente, como yo también he crecido escribiendo estas novelas. La cosa que no sabía era que iba tener el éxito que ha tenido y que iba tener que explicarlo en una manera tan personal. No te olvides que hay otros personajes que también cumplen para expresar  mis sentimientos en estas novelas y, lo que no dice Samuel, lo dicen otros.
Como decía Hemingway, todo lo que
escribe el autor es autobiográfico como
mis personajes, como yo mismo, que he
crecido escribiendo estas novelas
-En tu nueva novela vuelven a aparecer los inmigrantes ilegales como grandes víctimas, no sólo de un individuo, sino del sistema, ¿qué te asusta más la explotación del hombre por el hombre, o que el sistema anule al ser humano y lo convierta en un número más?
-La búsqueda de la justica social ha sido el tema central de mi vida. La persona marginal siempre sale mal parado en cualquier sociedad. Desde que “el gringo” robó el Oseste de México, el (y ella) se convirtieron en marginales dentro de esta región, pero no están solos. Ahora vienen de todo el mundo. No creo que esta situación vaya a mejorar. Yo hablo de lo que he visto en mi propia vida, pero si uno lee la historia se dará cuenta de que esto siempre ha pasado. Puedes intercambiar la raza, los países... Y me temo que en el futuro las cosas no van a cambiar.
-Dices que muchos personajes te representan de algún modo, ¿quiénes son Bernardi y Melba con respecto a William Gordon?
-Bernardi es la voz de la ley: justo y, al mismo tiempo, firme. Juzga a la gente en base a las pruebas, no por lo que son. Melba es diferente porque es una persona real con que la tuve una relación durante 25 años y a quien yo quería mucho. Ella refleja mis valores de cariño y fortaleza hacia los que tiene cerca.
-Has sido abogado durante muchos años, incluso has llegado a participar en el caso Allende, del que no te gusta hablar, ¿has utilizado alguna vez uno de esos casos en tus novelas?
-Todavía no, pero uno nunca se sabe qué va pasar. Si tiene cabida en lo que estoy escribiendo, puedo usarlo, pero no lo planeo con antelación. La verdad, es que me dejo sorprender.
-Se suele decir de ti que escribes a la manera clásica tus novelas, pero no usas a las mujeres a la manera clásica, como meros objetos, ¿por qué decidiste no comportarte como uno de los tantos escritores machistas de novela negra?
-Eso es el punto. No quería el macho en estos libros y, si aparecían, quería usarlos como los típicos machistas. Mi madre crio tres hijos sola, ocho de mis diez casas del zodíaco son femeninas y tengo mujer. No puedo tratar a las mujeres como objetos porque no lo son. Además me encantan las mujeres como personas y amigas.
--En la novela los personajes no quedan satisfechos con los dos veredictos que dicta el juez, ¿es un reflejo de lo que piensa William Gordon?
-Estaba escrito para ser injusto. El primero de los sucesos es injusto, pero pasa generalmente. En la realidad, el Fiscal no hubiera seguido investigando hasta a ese punto porque no tenía pruebas. El segundo era un abuso muy fuerte porque el tipo era absolutamente culpable y era una injusticia imperdonable. Debía estar preso.
-Hablas de lo difícil que le resulta a Samuel Hamilton no tener trabajo. Imagino que conoces la situación de España con respecto a la falta de empleo, ¿qué responsabilidad crees que tiene el ciudadano y cuánta los poderes fácticos?
-Depende. Creo que en la situación de EEUU y España la gente quizá tenga muy poca responsabilidad porque el Gobierno dejó que la corrupción destruyera la economía.
-Samuel le dice a Blanche, la hija de Melba, cuánto le ha cambiado la vida, ¿quién y cuánto le ha cambiado la vida a William?
-Eso es exageración. Intento que sigan juntos porque las historias de amor ayudan a superar los traumas. También es hija de Melba. Si lo dejasen se romperían.
-En un momento de la novela mencionas el asesinato de Kennedy y cuánto afecta a los personajes, ¿crees que cuando se haga público el expediente JFK nos llevaremos una sorpresa?
-Kennedy no fue el mejor presidente de EEUU. Era un momento de esperanza para la gente joven y se pintó como un príncipe. Fue horrible  tanto para el país como para su familia lo que le pasó. La verdad es que tomó decisiones que no eran tan buenas para el futuro del país. Él es el promotor de la idea anticomunista de los gobiernos de Sudamérica que llevó a Nixon a cometer los crímenes contra Chile. Sí que hizo cosas buenas contra el racismo. Pero, al fin, era una historia escrita en Hollywood.
“Kennedy no fue el mejor presidente de
EEUU. Era un momento de esperanza
para la gente joven y se pintó como un
príncipe. Fue horrible lo que le pasó”

-¿Por qué la presencia de la comunidad china en tus novelas? ¿Qué importancia tienen para ti?
- Porque Chinatown en San Francisco es el gueto chino más grande de todo el mundo. Se formó porque el estadounidense no les dejó vivir en otras partes de la ciudad. Era un gueto como el gueto mexicano donde vivía yo en los Ángeles. Simplemente, uno, no puede ignorar esa parte de San Francisco, donde se quedaban costumbres muy antiguas se mantienen durante tantos años. Es sumamente fascinante, aunque, realmente, sé muy poco lo que pasa allí. La mayor parte la imagino.







































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